El concurso para la construcción del nuevo colegio en Méntrida, nos ha permitido la posibilidad de soñar con un edificio donde los juegos, la alegría y la inocencia de los más pequeños estarían presentes. Entendíamos que el espíritu del colegio debe acompañar estos sentimientos y ofrecerles espacios donde estas realidades sean posibles. El programa cuenta con dos áreas bien diferenciadas como consecuencia de las distintas necesidades de las edades de infantil y primaria. La topografía que salva un desnivel de 5 metros en los puntos más desfavorables, la orientación de las aulas y la existencia de una carretera nacional cercana, nos dan las claves para realizar una propuesta con una clara definición de  tres contenedores orientados al Sur y casi en perpendicular a la vía rodada para evitar los ruidos directos.

Estos volúmenes constituyen los aularios, el de infantil con sus patios anexos a las aulas, y los dos de primaria que se unen en un atrio para configurar el acceso-vestíbulo-lugar de encuentros del edificio, pensado por las condiciones climatologicas de la zona, que pueden impedir en gran parte del invierno el acceso al exterior durante la hora del recreo. Los dos volúmenes de primaria, se apoyan sobre unas “cajas” que permiten resolver los saltos que producen la pendiente del terreno.

“Las cajas de apoyo” contienen los usos comunes, localizándose según orientación y funcionamiento, creando espacios intersticiales cerrados y abiertos, que constituyen las zonas de circulación y lugar de encuentros de alumnos. La ordenación de éstas por lo tanto es clara y asociada a usos. Se accede al centro desde la calle Andorra, situándonos en un patio exterior con porches, primer lugar de encuentro de los más pequeños. El acceso rodado se produce por la Avenida de Alemania, teniendo acceso al aparcamiento de profesores, al suministro y a las pistas deportivas.